Por William H. Burnside
Copyright © 1991 William H. Burnside
Muerte en la Ciudad, El Dios que está allí, Él está allí y no está callado: muchos de nosotros recordamos la emoción espiritual e intelectual que llegó con la lectura de aquellos libros y ver cómo claramente solo la Biblia tiene una cosmovisión consistente. La Verdad, la Verdad absoluta, enraizada en la persona y carácter de Dios, era lo que necesitábamos. Descubrimos que “el divino poder [de Dios] nos ha dado todo lo que necesitamos para la vida y la piedad” incluyendo respuestas intelectualmente satisfactorias a las cuestiones básicas de la vida.
Nuestro punto de partida es el justo y santo Creador del Universo, el Dios lleno de gracia quien se volvió Hombre en la Persona de Jesucristo y nos redimió de nuestros pecados, dándonos seguridad de vida eterna. Con ello llegó la promesa de trascendencia y significado en la vida. Somos todos trascendentes, personas con significado porque fuimos creados a la misma imagen de Dios. Fueron Francis y Edith Schaeffer quienes señalaron estas cosas en una forma clara e intelectualmente honesta a mi generación. Fue también él quien habló enérgicamente de la insuficiencia de la teología Bíblica ortodoxa sin un estilo también Bíblico de vida, uno que exhibiera la compasión y el servicio de nuestro Señor. Muéstrennos el poder del Dios Viviente en nuestras vidas, desafió él a una generación de jóvenes, y también a sus profesores.
Es tiempo para recordar aquellas verdades Bíblicas y es tiempo de introducir a una nueva generación a aquellas grandes verdades. Debemos hacer eco del Salmo 33:11: “El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.”
Un Fluir de la Historia
La historia es lineal; no es cíclica. Hay un fluir de la historia que muestra una continuidad desde antes del comienzo cuando Dios la Trinidad comunicó y planeó la creación del hombre a Su imagen, dándole al hombre una voluntad verdadera. Dios, en efecto, les dijo a Adán y Eva: “Créanme y permanezcan en su lugar como criaturas, no como uno que es autónomo. Créanme y ámenme como una criatura a su Creador, y todo estará bien. Este es el lugar para el cual os he hecho.”
Creado a Imagen de Dios, pero Caído
Pero Adán y Eva se rebelaron contra su Creador, abriendo la puerta a la catástrofe de la historia humana: una relación quebrantada con Dios, el uno con el otro en la sociedad humana, y dentro de ellos mismos. Los efectos de la Caída en la historia humana fueron enormes pero no cambiaron la continuidad de la historia que está enraizada en la eternidad pasada y continua a través de ambos advenimientos de Cristo hasta la eternidad futura cuando la creación original será restaurada al diseño original de Dios. Dios creó seres humanos inmortales. “Observen a un hombre mientras muere. Cinco minutos después todavía existe. No hay tal cosa como la detención de la existencia del hombre. Él todavía continúa. Por la Caída el hombre no ha perdido su ser como ser humano. No ha perdido aquellas cosas que intrínsecamente es como hombre. No se ha vuelto un animal o una máquina. Vivo en un mundo personal, y Dios está tratando conmigo no por unos pocos cortos años sino para siempre. Y puedo hacer diferentes juicios de valores mientras miro al mundo porque entiendo que la realidad no existe solo entre el nacimiento y la muerte. Un Dios personal está actuando en una historia verdadera y continúa para siempre.” El hombre como hombre en la historia humana refleja la imagen de Dios en la manera en que fue hecho y en la manera en que actúa. Los seres humanos inevitablemente cumplen el mandato cultural de señorear y tener dominio sobre la creación de Dios aún cuando profesen ellos mismos ser autónomos e independientes de dios. El predicamento humano es un problema moral; no es metafísico.
No todo lo que pasa en el mundo es 'natural'... Todo en la historia no es igualmente 'normal'. Debido a la anormalidad producida por el hombre, no todo lo que ocurre en la historia debería estar allí. Así pues, no todo lo que la historia produce es justo solo porque ocurre, y no todos los impulsos y motivos personales son igualmente buenos. Es posible para los Cristianos hablar de cosas como absolutamente equivocadas, pues ellas no son originales en la sociedad humana, sino que se derivan de la Caída. Ellas son, en ese sentido, 'anormales'. Podemos estar contra lo que es equivocado y cruel sin estar en contra de Dios, pues Él no hizo al mundo como es ahora.
Dios es Soberano
La historia es una. No ha habido sino una historia: aquella que en realidad ha ocurrido en oposición a lo que podría haber ocurrido o lo que pudo haber ocurrido. La contingencia, aún así, no es un problema en el sistema Bíblico de pensamiento y de explicación histórica. Las modalidades de la vida están en las manos del Dios soberano quien hace todas las cosas según el consejo de Su propia voluntad. La Primera Causa es siempre el Dios Creador Soberano del Universo y ningún hombre puede detener Su mano o decir, “¿Qué haces tú?” Sin embargo, dentro de las limitaciones de los decretos soberanos, planes y propósitos de Dios, los seres humanos tienen la increíble habilidad de “afectar la forma externa del universo”. Sea que plantemos una flor, escribamos un libro, edifiquemos una ciudad, o destruyamos una civilización, el hombre a imagen de Dios ha creado y edificado, aliviado el sufrimiento o brutalizado a sus contemporáneos. Pero está siempre limitado y controlado por el Dios soberano quien controla la plenitud del tiempo y el contexto histórico en el que el hombre actúa. “Si”, dijo Jesús, “las poderosas obras” hechas en Capernaúm hubiesen sido hechas en Sodoma, los Sodomitas se hubieran arrepentido y “hubiese permanecido hasta el día de Jesús.”
Una Realidad
Tanto en la historia como en la vida no hay sino “una realidad”. Lo 'sobrenatural' y lo 'natural' son ambas parte de lo que es. Ellos no son ámbitos separados. El mundo espiritual invisible está aquí en la historia humana del espacio/tiempo. Cuando Eliseo fue rodeado por tropas Sirias, Dios abrió los ojos de su sirviente para que pudiera ver lo que ya estaba alí: “el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo”. Esa fue la razón por la cual Eliseo le había dicho a su siervo, “No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.” (II Reyes 6:15-17). El Nuevo Testamento hace eco de ese pasaje con casi idénticas palabras: “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.” (1 Juan 4:4)
Cuando Moisés y Elías se le aparecieron a Jesús en el Monte de la Transfiguración, no estaban en otro ámbito sino en la misma montaña que Jesús y sus discípulos habían escalado en Palestina. Jesús fue glorificado en una luz brillante en este mundo. Cuando bajaron de la montaña, el tiempo había pasado: hubo un “al día siguiente” (Lucas 9:37). No hay una visión platónica de la realidad y del tiempo deteniéndose en un ámbito diferente, sino simplemente la secuencia de eventos dentro de una única realidad. El dividir los 'ámbitos' en categorías espirituales y naturales no las separa en dos realidades. No hay sino una realidad, aquella que existe actualmente y que existe colindantemente.
Después que Jesús fue glorificado y apareció en esta tierra por cuarenta días, sus discípulos le tocaron, le vieron, comieron con él. Cuando Jesús ascendió, “fue a una hora del día, en un día del calendario. Hubo un momento cuando Sus pies dejaron el Monte de los Olivos.” Y habrá un día en la historia del mundo cuando Él regrese para posarse en la misma locación geográfica.
El apóstol Pablo vio al Señor levantado en el Camino de Damasco. Era el mediodía en el desierto y la luz de la gloria de Cristo era tan brillante que Pablo fue físicamente cegado por ella. No solo eso; escuchó una voz hablándole en lengua Hebrea.
Jesús apareció... hablando un idioma normal, usando palabras normales y gramática normal, a un hombre llamado Saulo. Con esto, hay una completa negación de la proyección de siglo veinte de estas cosas – de manera religiosa – hacia 'otro' mundo. Aquí estamos en el ámbito del espacio, el tiempo, la historia, la comunicación normal y el lenguaje normal.
Un Sistema Abierto
En una palabra, la filosofía Bíblica de la historia es un “sistema abierto” en el que lo sobrenatural es igualmente una parte de la realidad como el “fenómeno natural” de todos los días. Simplemente no es un sistema naturalista cerrado. Este fue un punto que Schaeffer señaló vez tras vez.
El Punto de Perspectiva de la Historia
El punto de perspectiva de la historia es la encarnación y obra de Cristo en este mundo. Aún antes de la fundación del mundo la dirección de la historia era hacia la venida de Cristo en Su primer advenimiento. A partir de allí, la victoria que Jesús trajo sobre el pecado, la muerte y el infierno le ha dado significado y propósito a la vida y a la historia. Es todavía nuestro punto de perspectiva mientras aguardamos Su segundo advenimiento, cuando la creación original será restaurada en una nueva creación en la eternidad futura.
Schaeffer concluyó que la historia, para el hombre moderno, es absurda porque no tiene punto de perspectiva ni absolutos por los cuales juzgar la historia. Su punto de partida es erróneo y eso ha dado al traste con sus cálculos. Él inicia con el hombre, enclenque, finito, defectuoso y limitado, y toda extensión a partir de sí mismo lleva solamente hacia abajo, hacia un valle sin salida. Él mira a la forma del universo: “obviamente no es solo un puñado de guijarros arrojados por allí”. ¿De dónde vino? ¿Por qué tiene forma – y una forma tan hermosa, espectacularmente compleja? Si uno comienza con un universo impersonal, no hay explicación para la existencia de la personalidad y el hombre mismo se pierde en la concepción de la eternidad de la materia.
“Renuncie a la creación y a la realidad histórica del espacio-tiempo y todo lo que queda es lo que no ha sido creado. No es que algo no exista, sino que simplemente está allí, autónomo para sí mismo, sin soluciones y sin respuestas... La [desesperación] del hombre moderno descansa principalmente sobre el hecho de haber perdido la realidad de la condición de creadas que tienen todas las cosas excepto el Dios personal quien siempre ha sido.” Claro, todas estas cosas tienen un significado enorme para el estudio de la historia: cómo podemos estudiar la historia 'humana' sin saber lo que es el hombre o de dónde vino o cuál es su naturaleza esencial.
Schaeffer, por supuesto, halló en la Biblia y en la teología Bíblica tradicional la explicación para el histórico “problema del mal” en el mundo. En el sistema Bíblico Schaeffer encontró que el hombre y la mujer fueron creados sin defecto, sin impedimento moral sino con volición genuina con la que podía decir “no” a Dios lo mismo que “sí”. Cuando hicieron exactamente eso el pecado entró en el mundo y la muerte por el pecado y así los males de la historia fueron pasados a todos.
El Juicio de Dios
Y con el pecado vino el juicio de Dios. En su poderosa exposición de Romanos capítulo uno Schaeffer comentó que el hombre se volvió necio en sus razonamientos. “Él ha aceptado una posición que es intelectualmente necia no solo con respecto a lo que la Biblia dice, sino también en cuanto a lo que existe – el universo y su forma y la naturaleza del hombre. Al darle la espalda a Dios y a la verdad que Él le había dado, el hombre se ha vuelto un necio con respecto a lo que el hombre es y lo que el universo es. Se queda con una posición con la cual no puede vivir, y es capturado en una multitud de tensiones intelectuales y personales.
En Muerte en la Ciudad Schaeffer describió Romanos uno como refiriéndose no solamente a la caída original, sino también al principio histórico del juicio de Dios contra cualquier nación o cultura que le vuelva la espalda a Dios. Y ese juicio no se halla solamente en el futuro escatológico, sino que está también aquí y ahora en los eventos de la historia. Una nación que se alejado de Dios ha olvidado que el fin principal del hombre es amar a Dios y tener compañerismo con Él. Y en ese olvido la nación ha olvidado el propósito del hombre hecho a la imagen de Dios – estar en relación con el Dios que está allí. En cualquier período de la historia el efecto es el mismo: el hombre olvida su propósito y de allí olvida quién es él y lo que la vida significa.
La mano de Dios está aquí abajo, en nuestra cultura, en juicio... A diferencia de Zeus, a quienes los hombres imaginaban arrojando grandes rayos, Dios se ha vuelto en juicio mientras nuestra generación le ha dado la espalda, y Él ha permitido que la causa y efecto tomen su curso en la historia.
“Dios puede traer Su juicio en una de dos maneras: ya sea por intervención directa en la historia o por darle vuelta a las ruedas de la historia.
La Reforma trajo “el maravilloso don de la libertad... un balance de forma y libertad en el estado y en la sociedad. Sin embargo, una vez que nos alejamos de la base Cristiana, es esta misma libertad, ahora como una libertad sin forma, la que trae un juicio sobre nosotros en el girar de las ruedas de la historia... ¡Hay muerte en la polis, hay muerte en la ciudad!”
La historia no es mecánica. Dios opera en la historia sobre la base de Su carácter. Israel fue llevado a la cautividad Babilónica no simplemente por razones militares o económicas, sino porque un Dios santo les había juzgado porque se habían alejado de Él. Él hará lo mismo en nuestra generación. Esa es una parte de la realidad de la historia.
Dios, Historia y Evangelismo
Schaeffer miraba las acciones soberanas de Dios en el evangelismo como un ejemplo de cómo Dios actúa en la historia.
No hay casualidades en Dios, sino que la historia tiene significado real. En el Cristianismo, la causa y efecto en la historia del espacio-tiempo tiene un significado real. Las criaturas racionales morales que Dios creó (de quienes conocemos dos clases – ángeles y hombres) influyen la historia por elección. En términos del siglo veinte, el hombre no está programado... Aún los elementos impersonales de la creación de Dios tienen un significado en la historia en sus propios niveles. El viento es la causa que derriba el árbol. En otras palabras, la relación mecánica de causa-efecto es significativa en la historia, y en otro nivel, las criaturas morales y racionales son significativas en la historia por elección... La maravilla es que Dios creó el universo con significado, que las cosas que Él creó tienen significado.
Dios, habiendo creado la historia, actúa en la historia. No es que la historia no tenga significado para Dios; no es como si Él estuviese suspendido por encima de ella... Dios actúa en la historia en todo momento dado de tal forma que Él respeta el hecho que ella está allí; esto es, Él actúa en ella verdaderamente.
Schaeffer miró aquellos mismos principios históricos involucrados en la elección, el evangelismo y la salvación eterna.
No hay casualidades en Dios... Lo que esto significa desde la Caída es que cuando un hombre acepta a Cristo como Salvador, allí hay una obra del Espíritu Santo, pero el hombre no es simplemente un cero; hay un lado consciente de la justificación.
Si fallamos en ver que hay un lado consciente de la justificación, pronto llegamos al lugar donde debemos decir que o el evangelio no es universalmente ofrecido o que el hombre es un cero. Pero ninguno es el caso. La Biblia lo pone muy sencillo, que el evangelio es ofrecido universalmente y que el hombre es significativo...
La Magnificencia del Hombre
Una de las características más memorables de Schaeffer era su énfasis en la gloria y creatividad de los hombres y las mujeres creados a la imagen misma de Dios y hechos no solamente para su creador sino también el uno para el otro. Dios les dio un impulso interior para producir y crear y para buscar la belleza y la verdad. El arte, la música y la literatura reflejan no solamente lo falible del hombre, sino también la imagen de Dios en el hombre y la mujer. A través de la historia los seres humanos han cumplido el Mandato Cultural aún cuando no estaban conscientemente obedeciendo a Dios.
Eternidad Futura
La culminación de la historia se centra alrededor del retorno de Cristo a esta tierra. Francis Schaeffer era premilenial en su escatología.
Los verdaderos Cristianos, aquellos que han puesto su fe en Cristo como Salvador, serán tomados para encontrar a Cristo en el aire y luego vendrán con Él. Es en este momento que los cuerpos de los Cristianos que hayan muerto serán levantados de los muertos y en el que los Cristianos que estén vivos serán glorificados en un abrir y cerrar de ojos.
Antes de la venida de Cristo visible y en gloria con Sus santos, habrá un período de gran apostasía con un dictador, llamado el 'Anticristo', rigiendo al mundo... Él controlará la vida gubernamental y económica y será adorado como dios.”
Cristo retornará visiblemente y en gloria. “Él derroca a los poderosos del mundo reunidos y organizados contra Él por el Anticristo y Satanás. Esta es la batalla de Armagedón en la llanura de Megido en Palestina. Cristo gobierna en la tierra por mil años...”
“Habrá un nuevo Cielo, una nueva tierra, y una ciudad celestial. Es tan definitivamente así que Apocalipsis 21-22 declara el tamaño de la ciudad celestial, aquello de lo que está construida, aquello de lo cual están hechos sus fundamentos, puertas y calles. Es una realidad objetiva. Es eterna – por siempre y para siempre, sin fin. “Así, la historia humana tiene una continuidad desde la eternidad pasada a la eternidad futura, controlada soberanamente por Dios mismo. CM
Completo
martes, 14 de julio de 2009
LA FILOSOFIA DE LA HISTORIA DE FRANCIS SCHAEFFER
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