martes, 18 de agosto de 2009

¿SERVICIO A DIOS Y AL PRÓJIMO DESDE LA PROFESIÓN? UNA MIRADA DESDE LA HISTORIA DE DAVID

Por José Mendoza Sidia, PhD (c) Oxford
Yo simplemente señalo que la cruz debe ser levantada otra vez tanto en el centro de la ciudad como en la torre de una iglesia. Yo estoy reivindicando el hecho de que Jesús no fue crucificado en una catedral entre dos velas, sino en una cruz entre dos ladrones; sobre una pila de basura amontonada de la ciudad; en un cruce de caminos tan cosmopolita que ellos tuvieron que escribir su titulo en hebreo, latín y griego... en una clase de lugar donde los cínicos hablan obscenidades, los ladrones maldicen, y los soldados apuestan. Allí es donde él murió. Y esa es la razón por la que él murió. Y allí es donde los creyentes deberían estar, y es allí donde deberían estar trabajando. George MacLeod

Mientras más profundamente nosotros entremos al Santuario, así también más profundamente debemos penetrar en el mundo. L. Floor.

El pueblo del Reino busca primeramente el Reino de Dios y su justicia; los religiosos usualmente ponen el trabajo de la iglesia por sobre las preocupaciones por justicia, misericordia y verdad. Los religiosos piensan acerca de cómo llevar más gente a la iglesia; el pueblo del reino piensa como llevar a la iglesia al mundo. A los religiosos les preocupa que el mundo pueda cambiar a la iglesia; el pueblo del Reino trabaja para ver a la iglesia cambiando al mundo. Howard Snyder

Tupac Amaru es una figura imponente en la historia del Perú. Este hombre comandó la última gran rebelión Incaica en contra del gobierno colonial. Lamentablemente, la revuelta fue rápidamente apagada al ser traicionado por sus propios subalternos. Tanto el Inca como su familia fueron finalmente apresados. Tupac mismo tuvo que observar cómo los conquistadores torturaban y mataban a su esposa y a sus hijos. Posteriormente sus brazos y piernas fueron amarrados a cuatro caballos que fueron espantados en diferentes direcciones hasta que su cuerpo fue desmembrado en pedazos.
La figura histórica de Tupac Amaru II es un símbolo de la búsqueda Latinoamericana por justicia, pero también es un doloroso recordatorio de nuestras propias debilidades e inconsistencias. Su recuerdo ha sido usado y abusado por innumerables grupos y fuerzas sociales que declaraban ser sus herederos. En nuestros días muchos latinoamericanos también nos sentimos como si estuviéramos atados a fuerzas opuestas que están tratando de despedazarnos. Esas cuatro fuerzas podrían representarse por: (a) Los gobiernos que carecen de soluciones para nuestros más graves problemas (b) El sistema global que ejerce una poderosa presión sobre la economía y la cultura de la región (c) El desencanto y la falta de compromiso de los actores sociales para enfrentar sus propios problemas (d) la religión que ha fallado en presentar una propuesta genuina y compasiva a los problemas de la sociedad.

Estas fuerzas opuestas han erosionado el corazón y el alma de nuestros pueblos. Cientos de miles están dejando nuestros países para siempre, buscando mejores oportunidades para ellos y sus familias en otros países. La gran mayoría de los que se quedan, simplemente están tratando de sobrevivir en un ambiente que les es adverso. Sin embargo, hay todavía algunos que sí tienen la oportunidad de fructificar en la región. Entre ellos están los profesionales que desarrollan sus carreras con relativo éxito. Desgraciadamente, aunque ellos han ganado cierto bienestar, las fuerzas que operan contra nuestra región también los afectan. Sin embargo, cada grupo social reacciona de una manera distinta a los problemas que afectan a la sociedad. En este caso, muchos de los sectores profesionales han reaccionado a los problemas creando un microuniverso donde ellos pueden vivir sin prestar mucha atención a la terrible realidad que los rodea. Esta clase de evasión social también afecta a los cristianos.
Latinoamérica ha vivido en permanente crisis política y social durante toda su historia moderna. La crisis laboral y profesional es delicada y en toda nuestra región. Como resultado, nos hemos convertido en exportadores no-tradicionales de mano de obra al mundo entero. Basta mostrar como ejemplo que sólo en los últimos cinco años, varios cientos de miles de peruanos han dejado el país en búsqueda de oportunidades laborales que no pueden encontrar en su propia tierra.
Ser profesional en nuestros países es una necesidad para sobrevivir pero también una gran responsabilidad. No sólo implica un mejor pasar económico, sino también la obligación de contribuir con conocimiento y práctica en una sociedad que sufre. En el continente más desigual del mundo, nosotros no podemos contentarnos con que los profesionales se vuelvan simplemente en privilegiados que viven en una especie de ghetto en el que tratan de no ver la miseria a su alrededor.
Nosotros hemos sido formados tradicionalmente bajo la dicotomía entre lo profano y lo sagrado. Los sufrimientos de la sociedad y la falta de esperanza en los sistemas político-sociales de latinoamérica han servido para generar una profunda separación entre lo que la gente hace y cree en la iglesia y lo que hace y piensa en el mundo. Las “cosas” del mundo aparentemente no tienen esperanza y deben darles la espalda a ellas. Lo sagrado o celestial debe ser fortalecido, pero sin que tenga contacto con la vida mundana para no contaminarse con la corrupción imperante.
Esta fuerte separación teológica nos obliga a terminar percibiendo nuestra participación en el mundo sólo a través del buen testimonio, la adoración pública y la evangelización verbal. Tendemos a que nuestros discursos religiosos habituales sean ajenos a las circunstancias por temor a “secularizarlos,” quitándonos la posibilidad de ser bendición justamente allí ‘donde las papas queman’. Nos hemos conformado con “declaraciones religiosas” inocuas antes que con “acciones de fe”.
Aunque parece estar fuera del ámbito de lo “sagrado”, el trabajo ha sido y continuará siendo una condición fundamental de la integridad de la existencia humana. Miroslav Volf sostiene que a través del trabajo nosotros podemos entender quienes somos y cómo funcionamos en la sociedad1.
1 Volf, Miroslav. Work in Spirit – Toward a Theology of Work. 26

Mi meta como teólogo es poder encontrar las mejores maneras con las que se puede ayudar a los profesionales cristianos a entender sus realidades y responsabilidades desde una perspectiva integral. Además, es animarles a ser testigos y siervos en sus respectivos mundos laborales con una visión holística de la misión cristiana. Para poder conseguir esto, uno debe trabajar muy cuidadosamente con el texto bíblico. Precisamente, Brian Hebblewaite arguye que la historia del cristianismo es el resultado de aplicar los principios de la Escritura y el ejemplo de los héroes bíblicos, “a las diferentes necesidades de hombres y mujeres en sus particulares circunstancias históricas”2.
Yo considero que los textos narrativos de la Biblia nos ayudan a recuperar los principales argumentos y la valentía de la fe evangélica. Confrontar los personajes bíblicos y sus circunstancias con nuestras propias personalidades y circunstancias puede ayudarnos a evitar la ambigüedad en la cual muchas veces vivimos. En este caso, yo he escogido la historia de David y Goliat como el tema de reflexión que puede darnos una imagen alternativa que muchos profesionales están necesitando para poder hacer un cambio en sus vidas cristianas. El consejo de Walter Bruennemann es pertinente para el caso de los textos narrativos del libro de Samuel. Él dice:
Nosotros no somos espectadores de las historias del libro de Samuel. Cuando esperamos lo suficiente, con suficiente paciencia, viene a ser absolutamente claro que nosotros estamos en el medio de esas historias – valorando nuestro propio pasado, empujados por una fuerza superior, extrañamente visitados por aquel que dice llamarse Dios. La tarea pastoral es manejar esas historias de tal manera que ellas vienen a ser una alternativa abierta para nuestra propia vida, así que la realidad del poder, la incomprensible providencia divina, y lo crucial de la personalidad humana hablan por sí mismas. Sin esas historias nosotros no seríamos capaces de ver con claridad, de amar candorosamente, o de seguir a Dios de cerca3.
El tema principal de la historia de David es el proceso de volverse verdaderamente humano4. Eugene Peterson pregunta: “¿Qué es lo que tenemos que enfrentar para crecer?”5 La vigorosa presencia de David nos da claves para encontrar nuestros propios senderos de crecimiento. A través de él, nosotros podemos aprender que nuestras circunstancias sociales y culturales no pueden estar fuera del alcance de nuestras manos y de la intervención divina. Como nuestros contemporáneos latinoamericanos, el joven David también tiene que enfrentar una violenta oposición. Dale Davis piensa que uno podría decir que David tiene que pelear cuatro gigantescas fuerzas opuestas: (1) Goliat, el gigante invasor (b) Saúl, el gigante incompetente (c) Eliab, el gigante experto pero incapaz (d) La religión judía, el gigante ausente.
Esas cuatro fuerzas opuestas también trataron de erosionar el alma y el corazón de David. Dale Davis dice que, “toda la gente importante alrededor de David estaba débil. Si nosotros pudiéramos verbalizar a los gigantes, Eliab podría haberle dicho a David ‘Tú eres un fastidio’ (v.28) Saúl le hubiera advertido, ‘Te falta madurar’ (v.33), y Goliat le hubiera dicho, ‘Tú eres insignificante’ (v.42)”.6 Yo añadiría en este caso que la gente religiosa debilitaría a David con un silencio permanente debido a la falta de integración entre lo secular y lo sagrado.
2 Hebblethwaite, Brian. Christian Ethics in the Modern Age. 134
3 Brueggemann, Walter. Power, Providence & Personality - Biblical Insight into Life and Ministry. 22,23
4 Peterson, Eugene. Leap over a Wall - Earthly Spirituality for everyday Christians. 39
5 Ibid. 39
6 Ibid. 46,47

Eugene Peterson piensa que si nosotros escuchamos a los gigantes y hacemos lo que nos dicen, difícilmente podremos movernos.
Cuando David llega al valle de Ela, el gigante Goliat dominaba la escena. Dale Davis dice que, “Saúl e Israel [en este momento] están tanto impresionados como deprimidos”7. Eugene Peterson menciona que, “Goliat – su tamaño, su brutalidad, su crueldad – se imponía en el mundo. Goliat era el guía alrededor del cual cada uno se medía a sí mismo”8. La opinión generalizada fue que era imposible derrotar al gigante extranjero, y también Saúl, su gigantesco líder, era incapaz de enfrentar al enemigo. Goliat era visto como el incomparable campeón que empequeñecía a Israel y que “deshonraba al Dios de Israel”9. Saúl había sucumbido ante la presión del enemigo y terminó empequeñecido, y todos los Israelitas estaban sin rumbo y desesperados.
Saúl no era el líder fuerte que los Israelitas estaban esperando. Aunque fue electo debido a que era físicamente más grande que los demás, sus cualidades externas no le sirvieron en su función como gobernante. En lugar de enfrentar el enemigo por él mismo, prefirió ofrecer una recompensa populista a quién se deshiciera del enemigo. Es evidente que el gobierno de Saúl carecía de recursos para llevar a su pueblo a la victoria. Nosotros también podemos inferir la imprudencia de Saúl al escoger un hombre joven e inexperto para enfrentar al poderoso enemigo. Yo me pregunto, ¿qué clase de líder puede desear poner en peligro la vida de uno de sus ciudadanos más jóvenes? ¿Qué clase de líder es capaz de poner en peligro la libertad de su país con un plan tan tirado de los pelos?
Yo soy peruano pero he vivido muchos años en Chile. La historia de ambos países también cuenta con una guerra dramática al final del siglo XIX. Como yo he vivido en ambos países, he participado de las celebraciones patrióticas tanto de Perú como de Chile. Es muy interesante notar que ninguno de los países celebra sus victorias, sino sus derrotas. Por ejemplo, Perú conmemora cuando los chilenos tomaron posesión del estratégico Morro de Arica. Por el otro lado, Chile celebra la batalla naval de Iquique, donde parte de la flota chilena fue destruida por la armada peruana. Grandes monumentos en ambos países recuerdan las batallas que perdieron, pero nunca las victorias. Nuestros más renombrados estrategas militares son recordados por sus desastrosas estrategias de combate.
Hoy en día, latinoamérica está llena de “expertos” que teóricamente son capaces de resolver todos nuestros problemas. Pero sus soluciones nunca funcionan en el mundo real. Ellos son expertos en predecir un futuro que cuando no llega conforme a lo predicho, entonces ellos se vuelven expertos en dar las razones por las que el nuevo presente no es conforme a sus predicciones.
David tuvo que enfrentar también a los “expertos” de su tiempo. Cuando él arribó al valle de Ela, el lugar estaba lleno de curtidos estrategas militares, sesudos políticos, y experimentados diplomáticos, pero ninguno de ellos sabía realmente cómo enfrentar la situación.

7 Davis. OpCit. 39
8 Peterson. OpCit. 39
9 Davis. OpCit. 38

La primera estrategia militar que David observó en el campo de batalla fue cuando los soldados, “...vieron a Goliat, [y] huyeron despavoridos...”10. Un David asombrado se dio cuenta de que, “en el ejército Israelita, cada soldado que mide más de un metro cincuenta está caminando agachado con la esperanza de que nadie lo note en caso de que haya una convocación para elegir un contrincante para Goliat”11.
Cuando David empezó a reclamar en contra del gigante filisteo, Eliab, uno de sus hermanos mayores, lo acusó de ser irresponsable porque, para él, David había dejado sus “verdaderas” ocupaciones desatendidas. Para sus hermanos mayores, David tenía funciones precisas que cumplir: “traerles provisiones y volver llevando las noticias a su Padre”. Estos expertos inservibles asumieron equivocadamente que David no tenía “vela en el entierro” Israelita. Por supuesto el Rey Saúl tampoco vio en David ningún potencial debido a su juventud, tamaño, e inexperiencia. Él sólo sabía que el enemigo, “... ha sido un guerrero toda la vida”12.
¿Qué hubiera pasado si David hubiera obedecido el consejo de los “expertos”? Probablemente, él hubiera regresado a Belén, absolutamente convencido de que no tenía nada que hacer en Ela y sintiéndose culpable e inservible. Henry Nouwen, el famoso teólogo ya fallecido, comentando el problema de la falsa especialización dice lo siguiente: “[los no-especialistas] tienden a subestimar sus potencialidades y rápidamente buscan un referente en aquellos que tengan títulos, así terminan dejando su propio poder creativo sin usar”13. Eugene Peterson cree que este falso entendimiento de la posición de los expertos nos transforma en seres dependientes y meros consumidores que prefieren delegar sus propias responsabilidades en expertos.
Una de las cosas que más me avergüenzan dentro de la Iglesia cristiana en latinoamérica es su agenda tan extraña. Como Iglesia, nosotros hemos estado casi totalmente ausentes en los momentos más dramáticos, dolorosos, y controversiales de nuestra historia reciente. La base teológica de este problema radica en la visión dicótoma de la realidad (entre lo profano y lo sagrado). Como resultado, las enseñanzas de la iglesia no están relacionadas con los difíciles momentos que el pueblo latinoamericano atraviesa, sino con una visión más periférica y sumida en asuntos religiosos que tímidamente intentan ofrecer una alternativa de vida. Esta dicotomía sacro-secular promueve un Evangelio demasiado individualista que refuerza la idea de una muy privada relación con Dios. Las responsabilidades comunitarias o sociales son vistas como un compromiso secundario y hasta peligroso para los creyentes. Muchas organizaciones religiosas tímidamente participan en la agenda del país, pero sólo desde el punto de vista religioso-institucional.
Mientras leía el texto de Samuel, yo me iba preguntando, ¿dónde estaban los profetas y sacerdotes cuando Goliat estaba insultando y amenazando a Israel? ¿Dónde estaba Samuel en estos momentos? Es muy interesante para mí que en este larguísimo capítulo el ejército religioso está totalmente ausente.
10 Nueva Versión Internacional. 1 Samuel 17.24
11 Goldingay, John. Men Behaving Badly. 123
12 Nueva Versión Internacional. 1 Samuel 17.33b
13 Nouwen, Henri. Reaching Out – The Three Movements of the Spiritual Life. 93

Probablemente, la ineptitud de Saúl había causado que los sacerdotes y profetas se alejaran de él. Quizá ellos estaban tan asustados como el resto de la gente. En muchas otras historias de la Biblia, los sacerdotes estuvieron al frente de la batalla. Entonces, ¿qué pasó aquí? La Biblia no ofrece ninguna respuesta a esta pregunta. Los líderes religiosos y la religión Israelita estaban simplemente ausentes del campo de batalla.
Sin el consejo de Dios, los Israelitas fueron dejados sin esperanza, trascendencia, y fuerza. Por esta razón, el arribo del joven e inexperto David al campo de batalla es providencial. Es aquí donde por primera vez escuchamos la voz de David en todo el texto Bíblico. Sus primeras palabras fueron preguntas, no respuestas ni conclusiones. Él había oído la amenaza de Goliat, y ahora quería saber que es lo que Israel iba a hacer con eso. Dale Davis dice que, “las preguntas de David no son palabras mágicas para solucionar los problemas, sino definitivamente instructivas. Aquí se nos demuestra cuán importante que establezcamos un primer paso [en nuestra observación de la realidad], y que hagamos las preguntas correctas en el momento preciso”14.
En el Valle de Ela, los religiosos profesionales estuvieron ausentes, pero un simple creyente fiel hizo la diferencia. Él se informó, se hizo parte del problema, y puso en consideración una alternativa que poco se había considerado anteriormente: La Presencia y el Honor de Dios. Él no permitió que su hermano influencie sobre él negativamente. Tampoco permitió que Saúl lo confine a sus propias armaduras militares. Por otro lado, aparentemente no había un consejero religioso a quien recurrir. Él hizo sus preguntas todo lo que podía, hasta que se ganó la posibilidad de ser oído por la autoridad.
David era un neófito en el Valle de Ela, pero él pudo sumergirse inmediatamente en las circunstancias que su pueblo estaba viviendo. Su perspectiva religiosa estaba directamente relacionada con la agenda actual de su nación. Eugene Peterson dice: “David fue una figura marginal, tanto como cualquier otro cristiano – podría llamársele un simple laico. Pero su importancia no se sostiene en su reconocimiento oficial sino en su integridad, en su fe en Dios”15.
Sin embargo, existe una gran diferencia entre el David bíblico y algunos cristianos modernos. Lo primero es que muchos cristianos centran su responsabilidad en “hablar” acerca de Dios. Ellos consideran el servicio como una “operación verbal”. Ellos no son oyentes, no son siervos. Ellos sólo son comentaristas críticos de la realidad. Dale Davis dice sarcásticamente, “Ahora hay algunas personas... que hablan mucho y sin parar. Ellos comentan aun de lo que no necesita comentario y reaccionan ante lo que no requiere reacción”16. David no se resignó sólo con opinar acerca de la realidad y mostrar su posición bíblica. Este tipo de respuesta es muchas veces infructuosa. Como lo dice Henri Nouwen:
Alguien que está lleno de ideas, conceptos, y opiniones no puede ser un buen anfitrión. [Este tipo de personas] no tienen espacio interior para escuchar, ni tampoco apertura para descubrir lo que otros le pueden dar.
14 Davis. OpCit. 43
15 Peterson. OpCit. 44
16 Davis. OpCit. 42

No es difícil ver como aquellos “que lo saben todo” pueden matar una conversación y cortar todo intercambio de ideas17.
David planteó su posición ética y espiritual para fomentar la acción. Por eso, la segunda diferencia es que David estuvo dispuesto a probar su fe con hechos allí mismo donde estaban los problemas. Eugene Peterson observa que David nunca había peleado en batalla o visto a un gigante antes, pero su experiencia personal en sus negocios privados fueron suficientes para demostrarle que Dios lo tomaba seriamente en cualquier área en la que se desenvolviera. Las circunstancias variarían, pero Dios sería el mismo en medio del rebaño o la batalla.
Nuestra declaración de que Dios es el Señor del universo entero y Señor de toda vida no puede ser sólo un lindo tema para una melodiosa alabanza, sino todavía más una declaración de propósito que nos impulsa a mostrar la gloria de Dios a través de nuestro servicio práctico en los lugares en donde Dios nos ha puesto. David me enseña que es imposible permanecer en una posición neutral con los problemas del mundo. Dios me está preguntando, “¿esta situación de verdad te preocupa? ¿Te importa realmente?” La credibilidad del Evangelio sólo podrá ser restaurada si nosotros venimos a ser las manos de Jesucristo y no sólo sus voceros.
Para nosotros debe estar sumamente claro que no existe ninguna parte de la existencia humana que esté ajena a los intereses de Dios, y, por lo tanto, fuera del servicio cristiano. El oponernos al mal en este mundo (en todas sus formas evidentes y sutiles) es una obligación interpuesta por nuestra fe, por nuestro encuentro con Dios. Creo que ha llegado el momento en que debemos empezar a desafiar la validez de nuestra espiritualidad no por nuestra satisfacción interior o por nuestras excepcionales experiencias religiosas, sino por nuestro genuino servicio al mundo.
Nosotros no podemos seccionar al mundo en áreas para bendición y otras para maldición. Nosotros hemos sido creados por Dios para vivir en comunidad. Todos los seres humanos merecen el mismo respeto. La imago Dei es un poderoso fundamento teológico que nosotros debemos reevaluar correctamente. Nosotros no sólo somos siervos de nuestra Iglesia o denominación, sino también siervos de la humanidad entera. Es una verdadera blasfemia permitir que otros seres humanos sean tratados injustamente porque esta actitud niega el sagrado valor de una persona creada a la imagen de Dios. Al mismo tiempo, nuestra comunidad de fe tiene que ser un lugar donde nosotros, y todos los demás, podamos disfrutar de amor y fraternidad. Wolfgang Schrage arguye que las principales demandas de la ética del Nuevo Testamento no son individuales sino comunitarias18. Aún más, Lisa Sowle Cahill señala que la moralidad del Nuevo Testamento está basada en el fundamento divino que permite una completa transformación de las relaciones humanas.19 En un mundo donde la sociedad está ultra-individualizada, La Biblia propone un acercamiento más comunitario a la vida en donde los cristianos vienen a ser siervos de la humanidad.
17 Nouwen. OpCit. 103,104
18 Schrage, Wolfgang. The ethics of the New Testament. 5
19 Sowle Cahill,Lisa and Childress, James F. - editors. Christian Ethics - Problems and Prospects. 9

Los cristianos en latinoamérica necesitan leer la Biblia en un espíritu de cuidadoso estudio, obediencia, compasión, servicio, y práctica. En tiempos cuando la religión está siendo relacionada con fanatismos suicidas, y cada creencia está siendo sujeta a una profunda crítica debido a su falta de pertinencia y acercamiento a las circunstancias actuales, la Iglesia debe volver a sus raíces. Esto significa que ella no puede renunciar a sus fundamentos, aceptando que los principios bíblicos no son sólo un ejercicio intelectual sino también un compromiso práctico con el eterna y amoroso plan de Dios para toda la humanidad.
Por estas razones, yo considero que es absolutamente importante que los cristianos en latinoamérica eliminen algunos de los viejos y degradantes métodos de evangelización que están llenos de agresividad, prejuicios y manipulación. En vez de eso, nosotros debemos crear espacios compasivos intencionalmente en nuestra agenda para compartir con nuestros colegas, clientes y prójimo en general. Asimismo, debemos entender que nuestras profesiones son también parte del ministerio con el cual colaboramos con el Dios que es Creador y Redentor de la humanidad. Esto no significa que nosotros tenemos que debilitarnos en nuestras creencias y convicciones. El consejo de Henri Nouwen es pertinente:
Cuando queremos ser realmente hospitalarios nosotros no sólo tenemos que recibir a los extraños sino también confrontarlos con una presencia sin ambigüedades, no ocultándonos a nosotros mismos detrás de una falsa neutralidad, sino mostrando nuestras ideas, opiniones, y estilo de vida clara y distintivamente. Ningún diálogo real es posible entre dos lejanos fulano y sutano. Nosotros tenemos que entrar en comunicación con los demás sólo cuando nuestras propias alternativas, actitudes y puntos de vistas ofrecen límites que desafían a los extraños a mantenerse alertas acerca de su propia posición y explorarla críticamente. 20
Pero esto no es todo. Para ser efectivos testigos y sirvientes, nosotros tenemos que estar donde está la gente, esto es, en el mundo del diario vivir, en el centro de trabajo, en la escuela, en la universidad, en los comercios, en el vecindario. Nosotros debemos desarrollar nuestro cristianismo siguiendo el consejo de Paul Stevens. Él dice que, “[Esto tiene que ver con] la posibilidad de santidad para la gente común y corriente en la médula de la vida, justo en el centro de la existencia y no sólo en el calmo perímetro”21.
El mismo autor nos vuelve a proponer el desafío: “La verdadera espiritualidad es mucho más subversiva que las actividades religiosas. Ésta se mete en el mismo centro de nuestras vidas, empujándonos a encontrar a Dios aquí en la tierra en vez de arriba en el cielo”22.
El apóstol Pablo invitó a sus discípulos a pensar en todas las cosas que eran dignas de ser pensadas, pero Él también nos invita a seguir su ejemplo hoy. Él dijo: “Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes”23. Cuando yo leo las historias de la Biblia, como la historia de David y Goliat, encuentro que siempre inconscientemente tiendo a identificarme totalmente con los buenos de la película.
20 Nouwen. OpCit. 99
21 Stevens, Paul. Seven Days of Faith – Every Day Alive with God. 14
22 Ibid. 20
23 New International Version. Philippians 4:9

Sin embargo, mi examen crítico tiene que incluir mis propios hechos y palabras, no sólo los de ellos. Observándolos, yo tengo que descubrir las brechas teológicas y prácticas que me separan de ellos y que necesito cubrir imperiosamente.
En el caso de nuestra interpretación de la historia de David y Goliat, algunas veces pienso que nosotros hemos fabricado un David que dista mucho de ser parecido al David bíblico. Podríamos decir que nuestro David es un pastor profesional que trabaja en el negocio familiar con relativo éxito. Él es también un devoto creyente que ha experimentado la compasión y el poder de Dios en su propia vida. David es valiente, espiritual, generoso, y amigo de sus amigos. Aún más, él está interesado en el arte y toca bellamente varios instrumentos musicales.
Aunque su país estaba en crisis, él entendió que su responsabilidad estaba en ser un buen ciudadano, buen hijo, buen trabajador, buen creyente, y en el futuro, buen esposo y padre. Él no estaba envuelto en política, porque había oído (de muy buena fuente) que el rey Saúl no estaba haciendo las cosas muy bien y, por lo tanto, él no quiso participar en un gobierno corrupto que no tenía las cosas claras y que estaba alejado de Dios. El David diferente prefería orar por sus autoridades, estar envuelto en algunas obras benéficas, y pagar sus impuestos a tiempo.
Un día, su padre lo envió al campo de batalla donde sus hermanos mayores estaban peleando en el ejército real. Él llevaba algunos alimentos, unos regalos para los jefes de sus hermanos, y debía volver inmediatamente con noticias para su padre. Nuestro obediente David fue a ver a sus hermanos, entregó la comida y los regalos, y después de algunas conversaciones con algunos conocidos y, de seguro, alguna reunión de oración con ellos, él regresó a Belén a vivir su muy privada, feliz, santa, y silenciosa vida.
Este David suena realmente bien, pero es muy diferente al David que aparece en las Escrituras. Este David diferente suena más como un cuento de hadas, y no como la historia apasionada de un hombre santo. Si no escuchamos a los textos bíblicos con sinceridad, nuestras apreciaciones de la Biblia pueden quedar reducidas a, “buenas causas, un romanticismo pío, una moralidad conservadora, los cuales cubren la violencia, el odio, y la ambigüedad en que vivimos”24.
Esta reflexión puede servir como un ejercicio práctico que nos puede permitir integrar nuestra experiencia personal con la historia de David. Nuestras vidas enteras deben ser escudriñadas por las Escrituras. Además, como dice Gordon Smith, “nosotros necesitamos discernir nuestras vocaciones y también discernir como Dios nos ayudaría a llenar esta vocación en medio de las complejidades y destrucción de nuestro mundo”25.
24 Brueggemann. OpCit. 83
25 Smith, Gordon. Courage & Calling – Embracing Your God-Given Potential. 35

Usado con permiso del Centro de Estudios Evangelicos
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domingo, 16 de agosto de 2009

ARTE Y BIBLIA


¿Qué lugar debe ocupar el arte en la vida cristiana?, ¿Hemos de considerar el arte-especialmente las bellas artes como la pintura y la música- simplemente como una manera de introducir la mundanalidad por la puerta trasera? Sabemos que la poesía, por ejemplo, puede ser usada para alabar a Dios; eso es evidente en los salmos y acaso también en los himnos, incluso en los modernos. Pero ¿Qué diremos cuando se trata del arte escultórico o dramático?, ¿tienen esta clase de artes algún lugar en la vida cristiana?, ¿no debería más bien el creyente concentrar su mirada en "las cosas religiosas" solamente, olvidando completamente todo lo que tiene que ver con el arte y la cultura en general?

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lunes, 10 de agosto de 2009

LOS CAMINOS DE LA JUVENTUD HOY


Los tiempos cambian. En las últimas décadas hemos visto surgir, y decaer, la llamada "Nueva Izquierda" y su optimismo político, la creciente inclinación estudiantil a las drogas, el nacimiento del denominado "Pueblo de Jesús" -o "Gente de Jesús" (Jesus People)- y toda suerte de movimientos de los más variados matices y colores.
En este pequeño volumen, el Dr. Schaeffer analiza algunos de los más recientes cambios en el mundo de la cultura juvenil, con enfoque especial en el desarrollo gradual de lo que él llama "el nuevo burgués" y el retorno a una espiritualidad neopentecostal de claro signo platónico. Segui da mente, el autor sugiere cuál debiera ser la respuesta cristiana.


Consta de los siguientes capítulos:
1. Corrientes recientes en la cultura secular
2. El nuevo burgués
3. Misticismo trascendente
4. Tendencias re cien tes dentro de la comunidad cristiana
5. El nuevo pentecostalismo
6. Los llamados "hijos de Dios"
7. La nueva super-espiritualidad
8. Una respuesta cristiana a la super-espiritualidad

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sábado, 8 de agosto de 2009

QUISIERA QUE TODOS PROFETIZARAN

QUISIERA QUE TODOS PROFETIZARAN•

Los profetas del Antiguo Testamento son una de las figuras bíblicas más peculiares y fascinantes. Con su predicación y extraño comportamiento esperaban remecer y despertar a sus oyentes. Isaías caminó alrededor de Jerusalén desnudo y descalzo para simular un prisionero de guerra. Jeremías compró un cántaro de greda y, tras reunir a algunos ancianos y sacerdotes, rompió el jarro contra el suelo. Esto, les dijo, es lo que Dios tenía preparado para Judá. Ezequiel llevó las extrañas acciones proféticas a nuevos niveles, al perforar la pared de su casa y afeitar su cabello y barba, manojos de los cuales cortó o quemó o arrojó al viento.
Es dudoso que alguien invitara a un profeta a cenar por segunda vez1. No sólo los actos de los profetas, sino también su imaginería eran desconcertantes. Amós se refirió con ira a las mujeres ricas de Israel llamándolas vacas gordas de la fértil región de Basán. Miqueas llamó caníbales a los líderes de Judá, quienes arrancaban los huesos y comían la carne de sus súbditos. No es de extrañar que muchos vean a los profetas bíblicos como personas enigmáticas, excéntricas. Aún así, no debiéramos permitir que estos curiosos actos y pronunciamientos nos hagan desechar a los profetas que los realizaron. La iglesia no puede permitirse ignorar la tradición profética de Israel.

MENSAJEROS DE DIOS
A menudo se malinterpreta a los profetas del Antiguo Testamento como personas que predecían el futuro, en una misma categoría con Nostradamus o Jean Dixon. Aunque parezcan enigmáticos, en un principio no predecían el futuro. Los profetas eran mensajeros que hablaban por Dios; traían un mensaje divino para el pueblo de Israel, necesario para un momento en particular. Como estos oráculos históricamente particulares han sido aceptados como Escritura con autoridad, sus mensajes se han convertido en profecía para cada nueva generación.
Los profetas vincularon consistentemente la correcta adoración con la vida correcta, y la idolatría con la injusticia. Le recordaban al pueblo de Israel su responsabilidad en el pacto con Dios, que la observancia religiosa y la forma en que vivía el “resto” de su vida eran aspectos inseparables. Las palabras de los profetas hacen eco de la declaración de Samuel a Saúl: “¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se le obedezca lo que Él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más que la grasa de carneros” (I S 15.22 NVI). Esta declaración resume el núcleo de la tradición profética. Dios quiere fidelidad y obediencia, no mero celo religioso para cubrir nuestros errores y omisiones.

• Copyright del Center for Christian Ethics, Baylor University para el original y la traducción. Traducción de Elvis Castro. Traducido y publicado con autorización del Center for Christian Ethics.
1 Frederick Buechner, Wishful Thinking: A Theological ABC (New York: Harper and Row, 1973), 73.

Este enfoque a la relación entre lo que se adora y cómo se vive resuena a través de todos los libros proféticos.
Como mensajero de Dios, Oseas les dijo a los israelitas “Lo que pido de ustedes es amor y no sacrificios, conocimiento de Dios y no holocaustos” (Os 6.6). La diatriba de Amós contra la indolencia de los ricos y la opresión del pobre son la esencia de la crítica profética de una religiosidad que se ha vuelto un fin en sí y desecha la justicia y rectitud. “Yo aborrezco sus fiestas religiosas; no me agradan sus cultos solemnes. Aunque me traigan holocaustos y ofrendas de cereal, no los aceptaré;…pero que fluya el derecho como las aguas, y la justicia como arroyo inagotable” (Am 5.21-22a, 24). Miqueas advirtió que Dios no requiere holocaustos o ríos de aceite, sino “practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Mi 6.6-8). Para los profetas, la vida religiosa era inherentemente una vida moral.
El justo Dios de Israel esperaba justicia de su pueblo. Dios quería que Israel formara una sociedad igualitaria, diferente a la de los egipcios o los cananeos, quienes tenían una monarquía que sobrevivía gracias a la laboriosidad de sus campesinos. La ley otorgada con el pacto buscaba prevenir la acumulación de la riqueza y el poder en un solo grupo. Cuando el pueblo desatendió las intenciones del pacto, el trato a los pobres y sin poder –el huérfano, la viuda y el extranjero- era un indicador de la corrupción de la sociedad.
Los profetas utilizaban una imaginería áspera y acciones extravagantes para penetrar la insensibilidad y saciedad de los miembros ricos y cómodos de la sociedad. Sus críticas eran punzantes y vehementes cuando las obligaciones del pacto eran ignoradas2. Profetas valientes como Natán y Elías enfrentaron a las familias reales insistiendo en que incluso los reyes poderosos como David y Acab debían ceñirse al pacto.
Los profetas, como ha indicado Abraham Joshua Heschel, eran iconoclastas que desafiaron las creencias cómodas y las pretensiones religiosas del pueblo3. Jeremías se paró en el Templo en Jerusalén y atacó la creencia de que era inviolable. Él hablo contra la noción popular y venerada de que nada podría sucederle al Templo, sin importar la infidelidad del pueblo hacia Dios. El pueblo adoptó “El Templo del Señor, El Templo del Señor, El Templo del Señor” como una invocación para su propia seguridad (Jer 7.4). En otra época, ellos podrían haber creado adhesivos para autos con la leyenda “Templo del Señor” o pulseras y poleras “TDS”. Jeremías casi resulta muerto por vociferar contra tales pretensiones. Muchos profetas eran personas solitarias que se levantaban contra reyes, líderes religiosos, y a veces contra la gente común. Con todo, durante el exilio algunos profetas bíblicos llevaron un mensaje de esperanza y consuelo a una Judá devastada por la guerra y exiliada. Cuando cambió la necesidad en Israel, los profetas variaron su tono.
Debemos recordar que los profetas eran representativos de la tarea asignada a todos los israelitas, quienes, como pueblo de Dios, tenían que ser un reino de sacerdotes mediadores entre Dios y el resto del mundo. El Libro de Números contiene un interesante relato de setenta ancianos que fueron escogidos para ayudar a Moisés a sobrellevar el liderazgo sobre los israelitas.

2 Walter Brueggemann, The Prophetic Imagination, segunda edición (Minneapolis: Fortress Press, 2001), 5-46.
3 Abraham J. Heschel, The Prophets: An Introduction, volúmen 1 (New York: Harper and Row, 1962), 10-12.

El pueblo reclamaba por su situación en el desierto, particularmente por su tediosa y rutinaria dieta de maná. Después de que los recién designados ancianos recibieron el espíritu divino, profetizaron en el desierto; otros dos hombres que fueron designados como ancianos pero se quedaron en el campamento también profetizaron. Josué aconsejó a Moisés que les reprendiera y que él mantuviera una posición única como profeta o vocero de Dios, pero Moisés respondió: “¿Estás celoso por mí? ¡Cómo quisiera que todo el pueblo del Señor profetizara, y que el Señor pusiera su Espíritu en todos ellos” (Nm 11.29). Josué se preocupó por el liderazgo de Moisés ante aquellos otros que profetizaban. A Moisés le preocupaba que la comunidad obedeciera al Señor. Moisés deseaba que todos en el pueblo de Dios pudieran hablarse unos otros respecto a las obligaciones como pueblo del pacto.

JESÚS COMO PROFETA
Los Evangelios presentan a Jesús como el mayor de los profetas4. Jesús es más que meramente un profeta, desde luego, pero nada menos. Sus críticas a los líderes religiosos de su tiempo reflejan claramente la tradición profética de Israel. Él los amonestaba para que sus vidas concordaran con su devoción hacia el Señor. Mediante una fuerte imaginería al estilo profético, los llamó “sepulcros blanqueados” y “nido de serpientes”. Citando a Jeremías, Jesús sacó a los comerciantes del atrio exterior del templo, porque entorpecían el testimonio del templo para los gentiles (Mc 11.17). Su postura profética contra los líderes religiosos y políticos le significó la muerte.
Las enseñanzas de Jesús también eran declaraciones proféticas. Su visión del reino de Dios, por ejemplo, tiene su raíz en la visión profética veterotestamentaria sobre la restauración de la creación. El libro de Isaías prevé un tiempo futuro de paz y justicia, cuando todas las criaturas sean reconciliadas, en paz unas con otras y con Dios (Is 11.1-10). Del mismo modo, Jesús describió el reino como una gran inversión de las rivalidades, de grandes y pequeños, ricos y pobres, y siervos y amos. La suya fue una visión profética del futuro de Dios, cuyo propósito era hablar al tiempo presente.
Jesús anunció que el reino de Dios estaba muy cerca para toda la creación. Algunos de su época esperaban a alguien que, como un gran rey davídico, restauraría la nación de Israel, repararía los agravios que se les habían causado, y establecería un reino de justicia y paz. Jesús aceptaba esta expectativa mesiánica, pero le dio un nuevo carácter. Él predicaba la paz en lugar de un violento ataque sobre sus enemigos. Jesús a menudo utilizó imágenes del campo y el hogar para describir el crecimiento del reino de Dios: sería como el brote de la semilla de mostaza, como levadura que hace leudar la masa, o como semillas esparcidas en tierra fértil. En estas metáforas agrícolas el reino llega gracias a la misteriosa obra de Dios y no mediante avances humanos.
Jesús instituyó un nuevo orden social. Quienes lo siguen deben servirse unos a otros, y no dominarse como los tiranos y señores de los gentiles. Ser grande en el reino equivale a servir, no a dominar.

4 Los teólogos hablan del triple ministerio de Cristo. Jesús fue profeta, sacerdote y rey. Lamentablemente, a menudo se pasa por alto el Jesús profeta, por el temor a implicar que era “sólo” un profeta.

Como el mayor de los profetas, Jesús nos reveló el propósito de Dios de formar un nuevo tipo de comunidad5. Como un nuevo Moisés, Jesús instituyó una nueva sociedad. Él dejó altas exigencias morales sobre quienes pertenecían a su nuevo pacto, no para recibir salvación, sino para expresar la salvación que recibían de parte de Dios.

LOS PROFETAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA
El apóstol Pablo incluye la profecía junto con el servicio, la enseñanza, la exhortación, el liderazgo, la generosidad y la compasión como dones espirituales dados por Dios a los miembros de la iglesia (Ro 12.4-8; comparar I Co 12.8-11). Del mismo modo en que el cuerpo humano tiene muchos miembros que funcionan distintamente, para todos lograr la salud y bienestar del cuerpo completo, así también la iglesia, que es el cuerpo de Cristo, tiene muchos miembros con diversos dones para edificar y preservar la salud de la iglesia. Una lista similar en la carta a los Efesios indica que algunas personas están en la iglesia para ejercer como profetas (Ef 4.11-13). Los santos deben estar capacitados para el ministerio común, y los profetas están entre quienes trabajan para alcanzar ese fin.
“Empéñense en seguir el amor y ambicionen los dones espirituales”, incita Pablo a todos los miembros de la iglesia de Corinto, “sobre todo el de profecía” (I Co 14.1). Los profetas hablan a la comunidad de creyentes para “edificarlos, animarlos y consolarlos” (14.3). Debido a que la profecía tiene como fin edificar a toda la comunidad, es un don mayor que el de hablar en lenguas, que está orientado a los individuos. Pablo indica que cinco palabras comprensibles, de edificación y ánimo, son mejores para la comunidad que diez mil palabras en privado, por lo tanto los miembros de la iglesia debieran estar ansiosos por profetizarse unos a otros.
¿Qué es lo que estos profetas decían? ¿Enseñaban, como dice Santiago, que la religión pura ante Dios es visitar a los huérfanos y las viudas y guardarse sin mancha del mundo (Stg 1.27)? La insistencia de Santiago en que las obras deben acompañar siempre a la verdadera fe, hace eco de las críticas de Amós y Jeremías a la religión de Israel.
Podemos entrever los roles específicos de los profetas en la iglesia primitiva en el relato de Judas y Silas, quienes como profetas de la iglesia de Antioquía, “hablaron extensamente para animarlos y fortalecerlos” (Hch 15.32). Cuando otro profeta, Ágabo, les advirtió que se prepararan para un futuro tiempo de hambre, los creyentes de Antioquía comenzaron a ahorrar dinero para enviarlo a la iglesia de Jerusalén (11.28-30). Estos profetas, al igual que los del Antiguo Testamento, llamaron a su comunidad a cumplir su misión y obligaciones como pueblo de Dios. Los miembros de la iglesia los aceptaron como voces autorizadas pues la iglesia discernía cómo ella debía actuar en cuanto cuerpo de Cristo.

5 John Howard Yoder, The Politics of Jesus: Vicit Agnus Noster, edición revisada (Grand Rapids: William B. Eerdmans, 1994), 52.

Además de designar a personas específicas como profetas, el Nuevo Testamento también retrata a la iglesia toda como una voz profética para el mundo6. Pablo, cuando dijo a los corintios que el querría verlos a todos ellos profetizar, estaba ratificando el deseo de Moisés de que todos en el pueblo de Dios fueran profetas. El reconocimiento de algunas personas en particular en la iglesia, dotadas para servir como profetas, debiera recordar a todos los miembros de la iglesia su llamado a un ministerio profético.

¿QIÉNES SON HOY LOS PROFETAS?
¿Existen personas, ya sea en el ámbito nacional o en las congregaciones locales, que sean voces proféticas para la comunidad cristiana hoy en día? ¿Quién llama a la iglesia a evaluar la relación entre su adoración y su vida?
No estoy identificando a aquellos que son los profetas de la iglesia de hoy, ya que eso es algo que las congregaciones tienen que discernir en su vida en conjunto. Los cristianos deben “probar los espíritus”, examinar en sus comunidades las palabras de cada profeta (I Jn 4.1; comparar I Co 14.29). Debemos escuchar las voces que oímos alrededor nuestro y buscar aquellas que apunten al pulso de la iglesia, que puedan leer las señales de los tiempos, y llamen al mundo a volverse al Dios que encontraron en Jesucristo.
Al tiempo que en la iglesia deliberamos sobre cómo vivir, los profetas nos llaman a la fidelidad a Cristo y nos mantienen pendientes de lo que él espera de su pueblo mientras tomamos decisiones y enfrentamos dificultades. Ellos nos remecen para que veamos claramente las necesidades de la hora presente. Ellos cuestionan las pretensiones religiosas que nublan nuestro juicio y descubren los ídolos que ponemos ante Dios. Quienes tienen el don de profecía nos ayudan a entender nuestra situación a la luz del nuevo camino de Dios para el mundo.
Los profetas, como enfatizó Pablo, edifican a toda la iglesia para que se convierta en una voz profética para la cultura a su alrededor. Jesús estableció e hizo posible, mediante su vida, muerte y resurrección, una nueva forma de estar en el mundo. Con su vida y su cruz como nuestro paradigma, la iglesia vive en el Espíritu, en el camino de Jesús. Así, la vida de la iglesia debiera servir como una palabra profética para la comunidad circundante7.
Aunque los profetas del Antiguo Testamento en principio hablaron a los israelitas, también emitieron oráculos contra las naciones vecinas a causa de sus pecados. Ellos declaraban que Jehová no es simplemente una deidad tribal, sino que es el único verdadero Dios del universo. Por su parte, Jesús describió el reino de Dios formado a partir de todas las naciones, pueblos y tribus. Como representante provisional de este reino, la iglesia también debe ser un cuerpo que trascienda los límites de nación y etnicidad. En nuestra existencia dispersa, los cristianos todavía aprendemos que las preocupaciones de Dios no se pueden identificar con las de ninguna nación en particular.

6 Karl Barth, Church Dogmatics, volume 4, part 3.2, translated by G. W. Bromiley (Edinburgh: T&T Clark, 1962), 895-98.
7 Yoder, 185-87.

De hecho, esta es una razón por la que los cristianos en Norteamérica necesitan escuchar las voces proféticas de las iglesias en Asia, África y Latinoamérica.
Junto con Moisés y Pablo, anhelamos que todos en el pueblo de Dios profeticen. Mi tradición cristiana a menudo habla acerca de la condición sacerdotal de todos los creyentes, que significa que todos los miembros interceden y se ayudan unos a otros. Así también debiéramos hablar de la condición profética de todos los creyentes. Todas las personas en la iglesia, ya sea pastores, diáconos o profesores de escuela dominical, abuelas o jóvenes, teólogos o novatos; todos tienen oportunidad de volver la iglesia a su camino cuando divaga por sendas y asuntos periféricos.
Como creyentes, deberíamos proclamar proféticamente la verdad en amor, y mutuamente custodiar la responsabilidad ante nuestras obligaciones. Que nuestra oración sea que todos puedan ser profetas, preocupados por la vida del pueblo de Dios en cuanto testigo para el mundo.

Publicado con la autorización de INSTITUTO DE ESTUDIOS EVANGÉLICOS
www.estudiosevangelicos.org

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martes, 4 de agosto de 2009

25 ESTUDIOS BIBLICOS BASICOS


Una advertencia: estos 25 Estudios Bíblicos Básicos no se han escrito para ser leídos como un libro. De haber sido ésta nuestra intención hubiéramos pormenorizado más los detalles. Estos estudios son para guiar en la profundización del texto sagrado; son lecciones no para ser leídas simplemente, sino para ser seguidas como un verdadero estudio de la Biblia. Esto significa que cualquiera que empieza a usar estas lecciones debe tener, al mismo tiempo, un ejemplar de toda la Sagrada Escritura, es decir: del Antiguo y Nuevo Testamento que constituyen la Biblia

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