Al acercarnos a los inicios del siglo XXI, ¿cómo podemos entender la misión de la Iglesia? Al final del siglo XX, la mayoría de la Iglesia ve la Gran Comisión de Cristo como un llamado a evangelizar—salvación de almas para el cielo, plantación de iglesias. Otros cristianos dicen que debemos ir más allá del evangelismo, al discipulado: “La Gran Comisión es un asunto de discipulado. Somos llamados a discipular individuos para que sean espirituales, lean la Biblia, oren, hagan compañerismo y asistan a la iglesia”. ¿Sin embargo, es esto lo que Mateo 28:18-20 dice? No!
La Gran Comisión es un llamado a discipular naciones (ethne), “enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado”. Dios quiere redimir a todas las tribus y naciones para Sí Mismo. Esto comienza, pero no termina con el evangelismo de individuos. A partir de allí, se debe discipular naciones. Este discipulado, sin embargo, no es solamente espiritual o religioso. Los individuos son discipulados para vivir la vida en forma integral -coram Deo—“ante del rostro de Dios”.
¿Por qué ha olvidado la Iglesia que la Gran Comisión es un asunto de discipulado a las naciones? Porque ha olvidado la cosmovisión bíblica. Si queremos ser fieles a la misión que Cristo ha dado a la Iglesia en el siglo XXI, debemos volver a nuestra rica herencia de una cosmovisión bíblica.
En este pequeño documento, exploraremos dos aspectos básicos de la cosmovisión: Primero ¿por qué hemos perdido la cosmovisión bíblica? Segundo, ¿cuáles son algunos de los elementos de esta cosmovisión—la “Historia Transformadora” – que son determinantes para el discipulado de las naciones?
La historia que contamos crea el marco para nuestras propias vidas, y también debe crear el marco para nuestras vidas profesionales como trabajadores del desarrollo. Tenemos una historia dramática. Es una historia que es capaz de transformar a individuos, comunidades, y aún naciones. Nuestra historia comienza en un jardín y termina en una ciudad. Comienza en Génesis 1 y termina en el Libro de Apocalipsis. Comienza con Dios, “En el principio, creó Dios los cielos y la tierra…” Comienza en ese jardín con un mandato a la humanidad de desarrollar la tierra. Esta es una Historia acerca de Dios y Su creación, y el lugar de la humanidad en Su creación. Parte de nuestra Historia habla de cómo el hombre se rebeló contra el Rey del cielo, y como el Rey envió a Su Príncipe a la tierra a morir por la raza rebelde. A continuación encontramos la venida del Príncipe, Su mandato a la Iglesia. El llama a la Iglesia a hacer discípulos a todas las naciones—no sólo a evangelizar, no sólo a discipular gente para que sea religiosa. La meta de la Comisión es discipular naciones, construir naciones, no solo oír todo lo que Cristo ha enseñado, sino atesorar profundamente todo lo que El ha enseñado.
Y luego, nuestra Historia termina con el retorno del Príncipe. Jesús está por venir, y cuando El lo haga, el hambre terminará. La pobreza se acabará por completo. Cuando El vuelva, la gloria de las naciones debe ser traída al Reino de Dios. Esto es, a grandes rasgos, nuestra Historia. Necesitamos ver nuestras vidas dentro del contexto de esa Historia. Y necesitamos ver nuestro trabajo de desarrollo, nuestras vidas profesionales, en el contexto de esa Historia. Pero hemos olvidado largamente esta historia en nuestra generación. Lo que me gustaría hacer primero, es observar por qué hemos perdido la perspectiva de la Historia, y ver el impacto de esa pérdida en el área en que trabajamos – el desarrollo. Luego, me gustaría mirar algunos aspectos claves de esta Historia, para comenzar a crear un marco mental para nuestro trabajo.
Cada cultura tiene su Historia. Lo que hemos tratado de hacer es mirar en términos muy amplios y generales, las historias culturales del animismo, secularismo y el teísmo bíblico. Cada uno de estas cosmovisiones tiene un punto de inicio muy diferente – y un entendimiento muy diferente de la naturaleza de la humanidad, de la naturaleza misma, y de la historia. Cada una de estas cosmovisiones crea una historia. La historia del secularismo enmarca el desarrollo moderno. Ella crea la estructura en la que la “industria del desarrollo” ahora trabaja. Pero como cristianos, tenemos una cosmovisión diferente. Si fuéramos conscientes de esto, se crearía para nosotros un concepto muy diferente del desarrollo.
Una cosmovisión es como un par de lentes. Determina lo que vemos, no lo que está por verse. ¿Qué sucede cuando te los sacas? El mundo luce un poco diferente. La cosmovisión es como un par de lentes para la mente. Todos tienen estos lentes en su mente, y los cristales en ellos han sido puestos por tu cultura. Yo crecí en los Estados Unidos, y los lentes culturales con los que nací son seculares. Llegué a ser cristiano cuando era un adolescente, pero aún miraba el mundo a través de los lentes seculares. Tuve un “corazón circuncidado” pero una “mente incircuncisa”. Como profesional, aún miraba el mundo a través de esa mente incircuncisa.
En contraste al secularismo, el animismo tiene una perspectiva de la realidad muy diferente. El animismo también tiene una historia acerca de la naturaleza de la humanidad, la naturaleza, y la historia, pero crea un cuadro de valores y estilo de vida muy diferente. Muchos que viven en el mundo de los pobres usan lentes animistas, y esta manera de ver puede contribuir a sus circunstancias de pobreza. El secularismo, el animismo y el teísmo bíblico, cada uno de ellos, ve el mundo desde una perspectiva radicalmente diferente. Ellos crean valores culturales muy diferentes, y por lo tanto crean sociedades e instituciones muy diferentes.
Vamos a ilustrar como funciona realmente este par de lentes para la mente Qué es lo que ves en esta ilustración? Algunas personas ven una mujer vieja, y otros ven una joven y hermosa mujer. Todos estamos mirando la misma cosa, pero vemos cosas diferentes. Depende de tu percepción. Esto ilustra como funciona una cosmovisión. Una cosmovisión determina qué es lo que vas a ver, no aquello que está allí listo para ser visto.
Nuestra historia comienza con estas palabras: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” La Biblia dice que antes que el universo existiera, Dios existía. Dios existe aparte de Su creación, y así El crea un mundo real. Y en cada etapa al principio de nuestra Historia, Dios dice, “Esto es bueno”. Y al final del proceso creativo, dice, “Es bueno en gran manera”. Imagine a un artista trabajando en una pintura. Trabaja en ella un momento y luego dice, “Oh, esto es bueno”. Luego, trabaja en ella un poco más. “Oh, esto es bueno” Y cuando la obra maestra es completada, él dice, “Oh, esto es muy bueno!”
Dios existe, e hizo un mundo real que es bueno.
Las líneas en el siguiente diagrama representan el hecho de que Dios tiene una relación con Su creación. El está presente en Su creación en cuatro maneras. Está presente en Su Ser; Él está en esta habitación ahora mismo. Está presente en la historia. Él levantó a Moisés para liberar al pueblo de Israel. Él levantó a Abraham y dijo, “Yo quiero que seas bendición a todas las naciones de la tierra”. Él trabajó para levantar profetas, para levantar organizaciones. Él opera en la historia. Este Dios también obró en la encarnación. El Dios del universo entró en la forma humana y habitó entre nosotros. Él viviría en los barrios pobres. Él viviría en las comunidades rurales. Él vivió entre nosotros.
Finalmente, Él está presente en la persona del Espíritu Santo, quien habita en las vidas de los creyentes. Esta es la cosmovisión de la Biblia, y ésta fue la cosmovisión occidental hasta hace cerca de 200 años.
En ese tiempo, hubo un giro en la cosmovisión, del teísmo hacia el deísmo. Esta era la cosmovisión en Europa en el tiempo de la Revolución Francesa. Esta era la cosmovisión en los Estados Unidos, cuando mi nación fue formada. Algunos de los fundadores de mi país eran teístas; otros eran deístas. Los deístas creen que Dios existe y el mundo existe, y que El es como un relojero. Dios hizo un reloj y luego lo puso en marcha y lo ha dejado andar por su propia cuenta. ¿Qué le está faltando a esta cosmovisión? Sus relaciones personales, las líneas mostradas en nuestro diagrama. La interacción personal, las “líneas” ya no están. En esta cosmovisión, Dios es un Dios distante. El no se ha revelado a Sí Mismo en Su Verbo, en Cristo. Puedes orar, pero El no está allí para escuchar. Esta visión no duró mucho, porque era muy inestable. La cuestión lógica es, si nosotros no podemos entrar en comunión con Dios, y si oramos y El no responde, ¿para qué lo necesitamos? Así que esta cosmovisión sólo duró cerca de 100 años.
La cosmovisión prevaleciente se movió rápidamente hacia el humanismo moderno. Esta visión comenzó impactando Europa y Norte América hace cerca de 130 años y es la cosmovisión del hombre moderno. Es la cosmovisión de Charles Darwin, la educación moderna y la moderna sociedad de consumo. Te das cuenta, no hay Dios. Pero no solamente no hay Dios, no hay nada trascendente. No hay espiritualidad, la única realidad es física. Todo está definido en términos físicos. Problemas y soluciones, ambos son definidos en términos físicos. De hecho, no puede haber nada más, porque por definición, lo físico es todo lo que hay. La moderna “industria del desarrollo” nació de esta cosmovisión. La moderna educación occidental nos enseña a pensar de esta manera. Y realmente no importa si somos cristianos. A menos que conscientemente lleguemos al entendimiento de que las cosmovisiones existen, y comencemos a analizar nuestra propia cosmovisión, tendemos a caer en esta moderna cosmovisión secular.
Fue en este punto que la Iglesia podría haber sostenido fuertemente la cosmovisión bíblica. Pero en lugar de defender esta cosmovisión en contra del secularismo, la Iglesia de cambio de siglo cometió un trágico error. En lugar de ser vigorosos a favor de la cosmovisión bíblica, los cristianos reaccionaron hacia la cosmovisión secular. Ellos dicen, “Dejemos el mundo a los secularistas. Lo que nos importa son las cosas espirituales.” Básicamente, la Iglesia aceptó una cosmovisión “griega” o dividida. En el pensamiento griego, el mundo estaba dividido entre el mundo espiritual y el mundo material. “Lo espiritual es bueno, y lo físico es malo. Lo espiritual es sagrado y lo físico es secular.” Así que la Iglesia, en el cambio de siglo, se interesó en teología, ética y misiones, pero no en la razón, los negocios y la política. Aquellas eran cosas del mundo.
Desdichadamente, como esta cosmovisión de un mundo dividido era enseñada en las Escuelas Bíblicas y seminarios, marcó la naturaleza de muchas cosas en la Iglesia, y reformuló el concepto de la Gran Comisión. Así que los graduados de las Escuelas bíblicas y seminarios entraban a las Iglesias como pastores, o iban a Asia, Africa, y Latinoamérica como misioneros y plantaban iglesias de pensamiento griego. El propósito de la Iglesia y la Gran Comisión era predicar el Evangelio, salvar almas para la eternidad—esto se concentra sólo en lo espiritual, y punto. Yo llamo a esto el “paradigma de primer orden” de la Gran Comisión.
Algunos cristianos dicen que necesitamos ir más allá del evangelismo; necesitamos discipular. Así que cuando una persona viene a Cristo, ella o él necesita ser discipulado. Pero esos cristianos solo ven la tarea en un sentido religioso o espiritual. Ellos quieren enseñar a los nuevos creyentes a orar y leer sus Biblias, y dejarlo allí. Este es el “paradigma de segundo orden”. En este caso, la gran Comisión ha sido reducida a una actividad solamente espiritual.
Pero la Gran Comisión dice que hagamos discípulos a ¿qué? ¡Naciones¡ No sólo individuos. “Enseñándoles (a las naciones) a obedecer todo lo que les he mandado.” Dios desea redimir naciones para Sí Mismo. Discipular naciones comienza con individuos viniendo a su encuentro con Cristo. Así debe haber evangelismo. Debe haber también discipulado, pero este debe ir más allá de solamente ayudar a los individuos a ser espirituales. La gente debe ser discipulada en cada área de la vida. Lo que sucede generalmente es que vamos a la iglesia el domingo, donde tiene lugar lo “espiritual”. ¿Pero qué sucede luego de lunes a sábado? Vamos a trabajar en el mundo, y jugamos según las reglas del mundo. Y muy a menudo como trabajadores de desarrollo, hacemos las cosas de la iglesia el domingo, y estamos involucrados con la industrial del desarrollo el resto de la semana. Algunas veces deseamos traer algo de lo “espiritual” a la semana, así que vamos a la iglesia o tenemos un estudio bíblico en el trabajo entre semana. Pero como profesionales, aún estamos funcionando con una cosmovisión secular.
La cosmovisión secular no es muy fuerte. No apela a una necesidad real. Pero hay una nueva cosmovisión en camino, porque no estamos viviendo solamente en un mundo poscristiano, sino también en un mundo posmoderno. El secularismo está muriendo. Si miran al mundo comunista, lo verán derrumbándose ¿Por qué las estructuras y las instituciones del comunismo se están derrumbando? Porque están construidas sobre cimientos secularistas, y estos no son cimientos fuertes. Si ven muy de cerca a Norte América y Europa, están viviendo sobre un recuerdo. Sus sociedades lucen bien por fuera, pero si miran en su interior, se está pudriendo. Hay una bancarrota moral y espiritual en el interior de la cultura occidental hoy.
De modo que hay una nueva cosmovisión en camino, la cosmovisión posmoderna—lo que algunos llaman la Nueva Era. Pero en realidad no es una era “nueva”, es una era vieja. Es Hinduismo que se ha vestido de un lenguaje occidental y se está deslizando dentro de lo que ha sido el mundo moderno. Tomen la película de La Guerra de las Galaxias, por ejemplo. Es una gran película; técnicamente brillante y avanzada para su tiempo. La Guerra de las Galaxias es un tratado sobre el Hinduismo. Mucho de lo que está saliendo de los estudios Disney está fuertemente influenciado por la Nueva Era. Esta es la cosmovisión que viene. Merece mucha más atención de lo que se le da aquí, porque ella formará a nuestros hijos y quizás a los de ellos también.
Una cosmovisión impacta cada área de la vida. ¿Qué hay en el interior de nuestra cosmovisión? La cosmovisión de un pueblo establece los principios fundamentales de su cultura. Esto, a su vez, impacta cada área e institución de la vida. Así que la cosmovisión impacta los principios fundamentales de la cultura, y estos a su vez impactan la educación, la política, el desarrollo y la economía.
[En el diagrama que sigue, las palabras ingleses no traducidas son:
Principles = Principios
Worldview = Cosmovisión]
Ilustremos esto en el área del desarrollo. Hace varios años, un amigo mío fue a una conferencia de USAID (Agencia para el Desarrollo Internacional de los EEUU) en Washington, D.C. La mayoría de los participantes habían estado involucrados en el trabajo el desarrollo por 20 ó 25 años. La pregunta en boca de todos era, ¿Qué es el desarrollo? Algunos habían estado invirtiendo sus vidas en algo, sin haber descubierto nunca, qué era realmente lo que estaban haciendo. La mayoría de los que estamos involucrados en el desarrollo, somos activistas. Queremos ayudar a la gente pobre a salir de su pobreza. Queremos ver que las cosas cambien. Así que nos comprometemos con los pobres a través de las agencias de desarrollo. Y queremos hacer programas. Los programas tienen que ver con estrategias y metodología, con personal y presupuestos.
La mayoría de nosotros estamos en organizaciones cristianas porque estamos motivados por Cristo para hacer nuestro trabajo. Decimos que queremos hacer bien lo que hacemos. Así que cada año, re-evaluamos nuestros programas. Queremos ser profesionales, así que criticamos nuestro trabajo y lo comparamos con lo que otros están haciendo. Tenemos consultores externos observando nuestro trabajo y evaluándolo, porque queremos ser profesionales en nuestros programas. Pero la pregunta es, ¿qué clase de programa? La clase de programa que hacemos estará determinado por nuestra política y concepto de desarrollo. ¿Qué es el desarrollo? ¿Alguna vez hemos reflexionado realmente en esto?
Al viajar, he visto que la mayoría de la gente que está involucrada en el desarrollo es “hacedora”. Estamos siempre ocupados en reuniones agotadoras a fin de terminar proyectos y obtener reportes y escribir nuevas propuestas de proyectos. Estamos muy ocupados, y cuando se pregunta, “¿Qué está haciendo? Estamos demasiado involucrados en programas como para pasar tiempo reflexionando en la pregunta, ¿Qué es el desarrollo?” Tiene que ver con teorías sobre el desarrollo. Es donde ponemos nuestras metas y objetivos para el programa. Pero, la mayoría de nosotros, si somos honestos, diríamos que tenemos muy poco tiempo para esto, porque estamos tan ocupados haciendo programas.
Esto está bien, pero la pregunta es, ¿De dónde viene nuestro concepto de desarrollo? Pocos de nosotros alguna vez volvemos al nivel de principios. Ahora comenzamos a preguntar, ¿Por qué? Aquí está tu concepto de desarrollo ¿Por qué? Bien, queremos que tú te preguntes por qué, y vuelvas y comiences a exponer valores personales y valores culturales. Que empieces a exponer los valores de la industria de la cual eres parte—la ética de la industria. No quiero decir moral; quiero decir la ethos de la industria, la cultura. ¿De dónde viene la cultura industrial? De su sistema sagrado de creencia, su cosmovisión. Pero la mayoría de nosotros está demasiado ocupado, nunca tomamos tiempo para reflexionar en lo que es desarrollo, o aún de forma más profunda, para reflexionar en los principios y paradigmas detrás de nuestras políticas. La sabiduría demanda que nos involucremos en la acción y reflexión. Así que necesitamos estar comprometidos con nuestro mundo, pero también necesitamos mirar el por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo. Y si realmente somos cristianos, con corazones circuncidados pero con mentes incircuncisas, y si somos parte de una industria que ha sido definida por una cosmovisión secular, podríamos estar de hecho involucrados haciendo un montón de programación secular.
Cuando estuve en Bolivia hace un año y medio, hice esta presentación. Algunos del equipo se acercaron a mí al terminar, y ellos realmente me ayudaron con este diagrama. Ellos dijeron. “Darrow, entendemos lo que queremos hacer. Queremos hacer las cosas bien porque somos cristianos. Y es por eso que cada año evaluamos nuestros programas, porque queremos ser excelentes en las cosas que hacemos. Y entonces ellos dijeron esto: Lo que nos estás diciendo es “No es suficiente hacer correctamente las cosas. Necesitamos también hacer las cosas correctas.” Lo que ellos entendieron era que podemos hacer todas las cosas incorrectas en forma excelente. Así que, no es suficiente sólo ser un activista. Necesitamos tomar tiempo para reflexionar. Y necesitamos reflexionar a un nivel de cosmovisión. Necesitamos comenzar a tomar seriamente la cosmovisión de la Palabra de Dios en el contexto de nuestro trabajo, porque no queremos sólo hacer cosas correctamente—queremos hacer las cosas correctas. Y hacer las cosas correctas con excelencia. Esos son dos diferentes procesos.
Mayo 1997.
Darrow L. Miller, Food for the Hungry.
e, AZ 85260.+1 480-998-3100.
E-mail: dmiller@fhi.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario